Mientras un apagón histórico dejaba sin electricidad a gran parte de España y Portugal el pasado lunes, las Islas Baleares lograron mantener su suministro eléctrico sin interrupciones. Este fenómeno se debió a la independencia operativa de su sistema energético, que permitió activar protocolos de seguridad y sustituir la energía recibida desde la península por fuentes de generación propias.
Un sistema eléctrico independiente y resiliente
A las 12:33 horas del lunes 28 de abril, la red eléctrica peninsular sufrió una caída súbita de 15 gigavatios, aproximadamente el 60% de la demanda en ese momento, provocando un apagón que afectó a millones de personas y dejó sin servicio a infraestructuras críticas. Sin embargo, Baleares, gracias a su sistema eléctrico autónomo, logró evitar esta crisis energética.
El archipiélago cuenta con un sistema propio que opera de manera independiente al de la península, aunque esté conectado mediante un cable submarino. Cuando se produjo la caída en la península, los protocolos de seguridad en Baleares funcionaron correctamente, permitiendo que las fuentes de generación locales asumieran la demanda energética sin interrupciones.
Autoridades destacan la eficacia del sistema balear
Diego Viu, director general de Economía Circular, Transición Energética y Cambio Climático, explicó que la situación de normalidad en las islas se debió a la activación efectiva de los protocolos de seguridad y a la capacidad de las fuentes de generación locales para cubrir la demanda. «Funcionaron los protocolos de seguridad y la energía recibida en el archipiélago a través del cable conectado con la Península se vio sustituida por otras fuentes de generación que asumieron la demanda», señaló Viu.
Un ejemplo de resiliencia energética
La capacidad de Baleares para mantener el suministro eléctrico durante una crisis que afectó a gran parte de la península ibérica destaca la importancia de contar con sistemas energéticos resilientes y protocolos de seguridad efectivos. Este episodio subraya la necesidad de seguir invirtiendo en infraestructuras que permitan una mayor autonomía y capacidad de respuesta ante situaciones de emergencia.