Ola de calor rompe récords en la Península Ibérica mientras Mallorca permanece como oasis de alivio

Mientras la Península Ibérica arde en un calor abrasador, Mallorca emerge como un oasis de alivio, a salvo de la peor ola de calor registrada en décadas. Con temperaturas históricas batiendo récords en gran parte del territorio continental, los habitantes de Mallorca disfrutan de condiciones relativamente más frescas.

La Península Ibérica está experimentando una ola de calor sin precedentes, con el mercurio ascendiendo a niveles nunca antes vistos. En Badajoz, las temperaturas han alcanzado un asombroso máximo de 44,7°C, marcando un aumento de 12,7°C en comparación con el registro del mismo día en Mallorca, donde la temperatura máxima alcanzó los 32°C en Llucmajor.

Los meteorólogos advierten que la situación empeorará antes de mejorar. Se pronostica que el miércoles será el día más intenso de esta ola de calor, con la posibilidad de pulverizar récords históricos de temperaturas en algunas áreas. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), es probable que se establezca un récord para la fecha del 9 de agosto, con temperaturas medias que podrían ser las más altas en 73 años.

A pesar de la severidad de esta ola de calor en la Península, Mallorca ha logrado escapar en gran medida de su influencia. La delegada y portavoz de la Aemet en Baleares, María José Guerrero, ha explicado que la isla experimentará condiciones más suaves debido a la llegada de vientos de componente norte, que reducirán las temperaturas. Sin embargo, incluso en Mallorca, se espera que el 10 de agosto las temperaturas en la mitad norte alcancen los 36°C-37°C, lo que requerirá la activación de la alerta amarilla.

A medida que esta ola de calor finalmente comience a remitir en la Península, se anticipa un descenso gradual de las temperaturas en las áreas afectadas, especialmente en el norte. Mallorca también experimentará una disminución, aunque menos pronunciada, con máximas que oscilarán entre 30°C y 34°C.

En medio de este feroz calor continental, Mallorca se mantiene como un refugio relativo, ofreciendo a sus habitantes y visitantes un respiro de las altas temperaturas que han estado asolando otras partes de la región.