La selección de Jorge Vilda nos regaló una final de infarto, en una jornada llena de emoción y alegría, el equipo nacional femenino de fútbol de España logró un hito sin precedentes al conquistar su primer título mundial en Sidney.
Trece años después, España vuelve a casa con una estrella sobre su escudo y, esta vez, la selección es la integrada por las mejores futbolistas del mundo. En una final electrizante, las valientes futbolistas españolas se impusieron sobre el equipo de Inglaterra, consolidando su posición en la élite del fútbol femenino a nivel global. La hazaña fue celebrada no solo en el campo de juego, sino también en las calles de Sidney y reverberó en todo el país.
El triunfo fue especialmente destacado por la participación protagónica de dos jugadoras mallorquinas: Cata Coll y Mariona Caldentey. Ambas futbolistas demostraron su valía y liderazgo al ser titulares y contribuir de manera significativa al éxito de su equipo. La presencia de estas dos atletas de Mallorca en la final mundialista no solo enorgulleció a su tierra natal, sino que también simbolizó la rica cantera de talento que España tiene para ofrecer al mundo del fútbol.
La celebración que siguió al triunfo fue un reflejo de la euforia que embargaba a las jugadoras, al cuerpo técnico y a los aficionados que habían viajado para apoyar a su selección. El estadio vibraba con bailes, gritos de alegría y un espíritu festivo que solo el deporte puede generar. Sin embargo, la polémica no se hizo esperar, ya que un gesto de cariño entre el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, y la jugadora Jenni Hermoso acaparó la atención de los medios y las redes sociales.
La celebración se extendió más allá del estadio, ya que las jugadoras y el cuerpo técnico compartieron momentos de alegría con los aficionados que habían acudido a apoyarlas. La victoria se hizo sentir en cada rincón de Sidney, mientras los festejos inundaban las calles de la ciudad. Pero la euforia no se quedó allí: antes de emprender el viaje de regreso a Madrid, la expedición española aprovechó para disfrutar de los momentos especiales que solo un logro de esta magnitud puede brindar.
En medio de la euforia y la celebración, tanto Mariona Caldentey como Cata Coll no olvidaron sus raíces y su querida isla de Mallorca. Estas dos talentosas futbolistas se tomaron un tiempo para honrar a sus familias, amigos y a la tierra que las vio crecer. Fue un hermoso gesto que dejó claro que, a pesar de haber alcanzado la cima del fútbol mundial, siguen siendo humildes y agradecidas por sus orígenes.
El momento cumbre de esta celebración fue cuando Mariona Caldentey y Cata Coll posaron en el campo de juego y en los vestuarios con la bandera de Mallorca en sus manos. Esta imagen simbólica encapsula no solo su orgullo personal, sino también el orgullo de toda una comunidad. Las redes sociales se inundaron con fotos de ambas jugadoras compartiendo la gloria con su tierra, fortaleciendo los lazos entre los aficionados y sus ídolos.
En definitiva, el triunfo histórico de la selección española femenina de fútbol en el escenario mundial no solo es un logro deportivo, sino también un ejemplo de determinación, talento y dedicación. La victoria no solo pertenece a las jugadoras y al cuerpo técnico, sino a toda una nación que celebró con entusiasmo y alegría este hito sin igual. La Copa Mundial Femenina de Fútbol 2023 será recordada como un capítulo inolvidable en la historia del deporte español y un símbolo de empoderamiento para las mujeres de todo el mundo.
Mallorca se ha querido unir a la celebración en un gesto de reconocimiento y orgullo
El Ayuntamiento de Palma ha iluminado este domingo el Castillo de Bellver y el Ayuntamiento de Cort en honor a la Selección Española de Fútbol Femenino, quienes se proclamaron campeonas del mundo tras vencer a Inglaterra en Australia. Esta iluminación especial hizo brillar la isla como un homenaje a las jugadoras, destacando el papel crucial de las mallorquinas Mariona Caldentey y Cata Coll en este logro histórico. El acto no solo celebraba el triunfo deportivo, sino que también destaca la importancia del trabajo en equipo y el apoyo inquebrantable de los aficionados, uniendo a la comunidad en torno a este logro significativo.
Esta iniciativa del Ayuntamiento subraya cómo los éxitos deportivos pueden unir a las comunidades y generar un sentido de identidad colectiva, demostrando el poder del deporte para trascender fronteras y ser motivo de orgullo para la ciudad y el país. El resplandor de Bellver y Cort se convertirá en un símbolo luminoso de esta victoria histórica y el esfuerzo conjunto que la hizo posible.