Diciembre es un mes repleto de magia, donde las calles de las ciudades se llenan de luz y vitalidad. Es un tiempo especial que lleva consigo el encanto único de la Navidad. Y es que en todos los rincones del mundo el ambiente festivo se hace sentir, pero en las Islas Baleares esta época se convierte en una experiencia verdaderamente inolvidable.
Desde las antiguas melodías de Mallorca hasta los cálidos destellos de los llumets en Menorca, el espíritu navideño adquiere un brillo diferente en cada isla, que se viste con sus mejores galas para celebrar esta temporada tan singular.
La magia de los Llumets en Menorca
Cuenta la leyenda que, en Menorca, la Navidad cobra vida gracias una fascinante historia que ha perdurado a lo largo de generaciones: la leyenda de los «llumets». Se dice que, en el islote de Colom, sobre las aguas del puerto de Maó, residen cuatro duendes mágicos conocidos como «llumets».
Durante el primer fin de semana de diciembre, estos duendes recorren la isla encendiendo las luces navideñas de las calles y plazas, pero lo hacen de noche para no ser vistos. Sin embargo, si alguien quiere verlos, puede acudir al primer domingo de diciembre a la Plaza de la Constitución de Mahón, donde los llumets se descuelgan desde la torre del campanario, saludan a sus visitantes y regalan golosinas a los niños.
Una vez que han iniciado el alumbrado navideño de la ciudad, se inicia la Fira de Nadal de la calle Ses Moreres, que es una de las más destacadas ferias navideñas en Baleares. Sin embargo, su partida marca el fin de las celebraciones, ya que el 5 de enero, después del Día de Reyes, los «llumets» apagan las luces navideñas antes de regresar a su hogar hasta las próximas fiestas.
Aunque si hay algo que hace especial a Menorca durante la Navidad, es que es el lugar idóneo para contemplar el primer amanecer del año. Esto se debe a que Es Castell es la localidad más oriental de España y, por lo tanto, donde se produce la primera salida del sol de todo el país.
Las Caramelles de Ibiza
En Ibiza, entre las melodías que resuenan durante la Navidad, como los villancicos, se encuentran las Caramelles, uno de los ritos más antiguos de la cultura popular de la isla.
Se trata de un canto ancestral, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media y que describe el nacimiento de Jesucristo, acompañado de un tambor, de un espasí (una espada metálica que se utiliza de base para conseguir sonidos de percusión), de una flaüta (la flauta típica de la isla, de madera) y de castañuelas.
Por su naturaleza religiosa, es normal que todas las parroquias de la isla ofrezcan la oportunidad de escuchar una muestra de esta música al menos en una ocasión durante la época navideña. Y es que, aunque existen variantes, las letras se basan en antiguos textos bíblicos, que han ido transmitiéndose de generación en generación y que se han ido unificando e impulsando a través de grupos de folclore local.
Por todo ello, en el año 2005 se declaró como Bien de Interés Cultural de Carácter Inmaterial, lo que hizo que el Consell Insular d´Eivissa se encargara de la grabación y de la difusión de estas canciones tradicionales.
Una tradición mallorquina proclamada Patrimonio
Existe en la mayor de las islas una tradición que destaca por haber sido proclamada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: el Cant de la Sibil·la, una práctica musical arraigada en la isla que se remonta a la Edad Media y que destaca por su singularidad durante las celebraciones navideñas.
La tradición, vinculada estrechamente con la religión, tiene sus raíces en la Mallorca medieval, presentando profecías en latín sobre la llegada del Redentor y el juicio final. Es por ello por lo que la Catedral de Mallorca y el Santuario de Lluc son lugares donde estas Matines adquieren una emotividad especial.
Además, durante la temporada navideña, Mallorca ofrece una ruta de belenes que destaca por su variedad y riqueza artesanal. En exposiciones como las del Convento de las Capuchinas, el Ayuntamiento de Palma, el Palacio March con su belén Napolitano del siglo XVIII y la Iglesia de Santa Magdalena, se exhiben detalladas representaciones de escenas navideñas, reflejando distintas épocas y tradiciones con un enfoque artesanal destacado.
Los mercados navideños de Formentera
La isla de Formentera cobra una atmósfera de lo más especial durante la Navidad y, en este sentido, el Mercadillo navideño de Sant Francesc es un punto culminante de esta época. Con sus casetas repletas de productos de decoración navideña, artesanías y una exquisita oferta gastronómica, este mercadillo reúne el auténtico espíritu navideño en la isla.
Además de ofrecer un abanico de opciones, anima el ambiente con actuaciones musicales semanales y actividades especialmente diseñadas para los más pequeños, y se suele hacer una exposición colectiva, destacando obras de pequeños formatos creadas por varios artistas locales, agregando un toque artístico y cultural a la celebración.
Los sabores navideños más tradicionales de cada isla
Más allá de las festividades, la Navidad en Baleares también viene marcada por los sabores y recetas más tradicionales de esta época tan especial.
En Mallorca, durante las fiestas, las panaderías, pastelerías y los tornos de algunos conventos de clausura del casco antiguo de Palma permiten degustar turrones artesanos, corazones de San Francisco, ensaïmada rellena de mazapán, peix de pasta real o dulces de coco o galletas de canela, así como platos principales como la sopa rellena y la lechona. Mientras que, a su vez, en Menorca, en los mercadillos y ferias se pueden probar el cuscussó, unos postres de origen árabe; los pastissets, unas pastas con forma de flor de cinco pétalos; o los amargos, unos dulces de almendras.
En las Islas Pitiusas, Ibiza y Formentera, es imprescindible degustar la Salsa de Navidad, de sabor similar al turrón tradicional, pero elaborado con pasta de almendras, azúcar, especias y caldo de carne, que le dan un aroma muy intenso. Se suele acompañar durante los postres, pero también se puede tomar durante el desayuno.
Aunque también se deja paso a los platos tradicionales como el Bullit de Nadal, un plato caliente elaborado con panceta y carne de aves de corral o cerdo.